El continuo golpe de la industria petrolera debido a los bajos precios y la sobreoferta, continúa haciendo los proyectos de nuevas exploraciones en petróleo y gas, difíciles de manejar financieramente; algunos avances recientes en tecnología de drones puede que ofrezcan una solución.
La más reciente legislación de la Agencia de Protección del Ambiente de Estados Unidos, requiere que los operadores estén alertas para detectar y detener fugas. Un nuevo drone Raven, desarrollado en conjunto con GE, esta siento probado para detectar emisiones de metano en pozos. Durante una prueba en julio, GE demostró que Raven logró encontrar fugas de gas de un par de pozos ubicados a media milla de distancia entre sí en un yacimiento de gas en Arkansas.
"Cuando piensas en el Proyecto Raven y el uso de nuevas herramientas y aplicaciones, esto será clave para llevar adelante a la industria” Lorenzo Simoneli, Director Ejecutivo de GE Oil & Gas.
El desafío con la actual tecnología de drones para la industria de gas y petróleo, es crear un dispositivo fácil de usar que pueda capturar una gran cantidad de datos. Esto llega en un momento en el que los reguladores aún están trazando las reglas para el uso comercial de drones en Estados Unidos, y el desarrollo aún se encuentra en etapas tempranas, por lo que sería difícil decir cuáles son los ahorros potenciales que se pueden obtener del uso de drones.
Actualmente, la prueba de fugas de metano depende de un trabajador caminando alrededor del pozo con una cámara infrarroja. Este método funciona como un detector de humo, notificando al trabajador de la fuga, pero no dando ninguna indicación como la escala de la fuga. GE se encuentra trabajando para hacer que el sistema Raven sea capaz de realizar inspecciones de metano tres veces más rápido que el método actual.
El próximo mes, GE hará pruebas con un nuevo dron de seis juegos de hélices, cada una de 21 pulgadas de largo y con un peso menor a 20 libras. El drone está diseñado para volar a velocidades de hasta 50 millas por hora, alimentado por seis baterías recargables y puede volar durante 40 minutos con un sensor de metano basado en láser capaz de transmitir datos en vivo a los trabajadores en el suelo. De acuerdo a los resultados de tres pruebas, puede ser tiempo para repensar la legislación vigente sobre el uso de drones en la búsqueda de nuevos avances potenciales en seguridad, y mejorar los tiempos de respuesta a fugas.